"Como es frecuente hoy en los documentales, imaginemos la Tierra vista desde el espacio, azul y blanca por los mares y la atmósfera. Con un zoom cerebral acerquémonos a esa punta de Asia llamada Europa y a esa punta de Europa llamada España. En cualquier foto de satélite meteorológico, España aparece, en contraste con el resto de su continente, de color rojizo a causa de su deforestación y la sequedad de sus tierras.
Sólo en el noroeste y en el norte se aprecian pinceladas de verdor, que manchan también débilmente tres cadenas montañosas: Pirineos, Sistema Central y Sistema Ibérico. Este último está constituido por un laberinto de montañas escarpadas, separadas por espectaculares barrancos, muelas, mesas y pequeños valles. Montañas cuya altura no excede los 2000 metros y que recogen el agua de las nieves y la lluvia para transformarla en caudalosos ríos, pintorescos arroyos o escuálidas fuentes.
Parte del Sistema Ibérico se encuentra en Teruel, ciudad situada al sur de Aragón y una de las provincias más grandes y despobladas de España. Teruel tiene un claro origen musulmán, evidenciado en el uso del rojizo ladrillo que dio forma a la arquitectura mudéjar.
Teruel posee un moderno ensanche, mayor aún que la urbe original, su estética sigue residiendo en las torres y la catedral mudéjares, y en la serpenteante y confusa urbanización mora, que huye de los amplios espacios y de las calles rectas."
(Luis Pérez Bastías, autor del libro "Tramascastiel, una bella agonía")
