jueves, 5 de abril de 2012

LAS AVENTURAS DEL TÍO PICHAPÁN

    Estamos a principios del siglo XX. Como todos los veranos, cuadrillas de segadores de Tramacastiel se encuentran en tierras bajo-aragonesas prestando sus servicios para llevar a casa algún dinero que ayudará a la precaria economía familiar.
    Entre ellos se encuentra uno al que apodan "Pichapán". Es hombre fuerte y de carácter alegre y socarrón. 
   Es un día especialmente caluroso y a media tarde los segadores empiezan a acusar el cansancio. "Pichapán" mira al horizonte calculando que hora es cuando ve a lo lejos al párroco del lugar. 
    El cura, caminando pausadamente a la sombra de los árboles, lee un libro. 
    Un pensamiento rápido pasa por la mente del segador y les dice a sus compañeros:
   - ¡Eh!, amigos, veis a aquel cura que va paseando, ¿qué os apostáis que lo hago bailar?.
    La cuadrilla levanta la vista y piensa que un poco de descanso y buen humor no  vendrá mal, así que todos aplauden la idea de "Pichapán".
  El fornido segador se acerca al cura con la "corbella" (hoz) en la mano y entablan la siguiente conversación:
   - Buenas tardes señor cura.
   - Buenas tardes, nos dé Dios. ¿Qué te trae hasta aquí?.
   - Verá, señor cura, mis amigos y yo hemos pensado que podía echarnos un bailecico.
   - Pero hijo, ¿qué dices?
   - Lo que oye, señor cura.
   Y levantando la "corbella" amenaza con ella al sacerdote.
    El cura al ver tal herramienta le dice a "Pichapán":
   - Está bien hijo, pero yo no sé bailar sin castañuelas, espera que llevo unas aquí en el bolsillo.
    Y metiendo la mano en la sotana saca una pistola y le dice al segador:
    - Ahora el que va a bailar eres tú.
    La cuadrilla atenta a todos los movimientos del cura y "Pichapán" exclaman entre carcajadas:
   - ¡Mirad!, ¡mirad!, pero... si no baila el cura, el que baila es "Pichapán".



Información recopilada  por la Asociación Cultural "El Vencejo"

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